Una de las mayores virtudes de Mariee Sioux, a pesar de que resulta casi obsceno no destacar la delicadeza con que arpegia o la calidez de sus composiciones, radica en su voz. Marie juega con ella como una niña que aún no ha conocido el miedo y resulta, simplemente, encantadora. Quizás sea esa maldita empatía femenina que me hace conectar con algunas mujeres mucho más que con la mayoría de los hombres. Pero si es por artistas como Mariee Sioux, no me importa perder la cabeza.
Eeta...