Somos árboles desnudos en la nieve
Esperando que el amanecer nos descongele
Y el que más, y el que menos
Esconde alguna herida bajo la corteza fría
Se intercambian sonrisas y gestos de sombrero
Mientras el corazón estornuda a bajo cero
Deseando que el día nos traiga en una mano
La caricia del verano
Y resulta que Tú nos conoces paso a paso
Cada milímetro de miedo, cada gramo de fracaso
Y te acercas, de pronto, por nuestro invernadero
Para grabarnos un mensaje con tu formón de carpintero
Y repetimos como el viejo pescador: ¿A quién iremos?
Hemos avanzado, muestra fuerza es hoy mayor
Y no hemos conseguido atenuar nuestro dolor
Nos contemplan siglos intentando sobrevivir
Somos gladiadores, la consigna es resistir
Unos viven la abundancia, otros mueren en soledad
Unos ríen y otros lloran, unos se rebelan, otros se conforman
Y se besan la desgracia con la suerte
La vida con la muerte en esta eterna búsqueda de paz
Este clamor por libertad
Y resulta que Tú nos esperas cada día
Y nos dibujas mil paisajes, nos insinúas melodías
Y, hasta a veces, te acercas por nuestro invernadero
Para grabarnos un mensaje con tu formón de carpintero
Y nos sentimos coo el viejo pescador: ¿A quién iremos?
¿A quién iremos, a quién iremos?
¿A quién iremos, a quién iremos?
Si no es a Ti, ¿a quién iremos?
Si solo Tú tienes palabras de vida
¿A quien iremos, a quien iremos?
Si no es a Ti, Señor
Si sólo Tú das la vida
Sólo en Ti esta el descanso
Y si no es a Ti, ¿a quién iremos?