Hace ya unos cuantos años, tres personajes que se conocían de los bares de Sanse, decidieron juntarse para desarrollar una afición común: la música (o eso creían ellos). Por un lado estaba el Mingo (batería que sólo sabía ¿sabe? hacer un ritmo) y el Jumel (un tipo que pasó de la guitarra y se aferró al bajo guiado por la estúpida idea de que con dos cuerdas menos se iba apañar mejor); ellos habían tocado juntos en los míticos P.D.T. y en Sarpullido y andaban con ganas de volver...