Después de que Bikini Kill cumpliera su ciclo y llegara a su fin, su fundadora, Kathleen Hanna va a su apartamento de Olympia, Washington y se dedica a grabar de forma casera unas cuantas canciones que verían la luz a finales de 1998 en un disco que decidió firmar con el seudónimo Julie Ruin. El sonido punk de su anterior banda es desnudado y arropado por una electrónica amateur cuya estética es totalmente lo-fi. Sin embargo el contenido sigue estando protagonizado por declaraciones...