Te vi como mecida
En algo
Cubierta de racimos
Más que blancos
Tu fuiste la querida
En la tormenta
No llega ya mi voz
A tu alma
Las ostras se han servido
De tu nácar
Mientras oigo tu ruido
Ruido de Magia
Recuerdo haberte amado
Así dormida
En aquellos que fueron
Débiles sueños
Crepúsculos del fuego
Sobre tu noche
Y así palpita el Dios
Que fuiste
Bailando entre las piernas
Gigantes
Veras que nuestra danza
Está quebrada