A los 6 años ya leía partituras, a los 7 ya tocaba su primer instrumento, a los once escucha la obra maestra de Deep Purple, Machine head, a los 13 descubre a Miles Davis y a los 14 al cineasta sueco Ingmar Bergman. Con esto, parece claro que Érik Truffaz estaba destinado a convertirse en una estrella de la música. Esta precocidad es propia de grandes artistas. Es comparado frecuentemente con Miles Davis, algo lógico, no sólo por lo obvio, el que ambos interpreten el mismo instrumento, la...