De pequeña, Aya Ueto sentía fascinación por los hoyuelos de sus mejillas, rasgo muy poco frecuente en personas japonesas y que le hacían parecer muy guapa a los ojos de los demás.
A la edad de doce años entró en la escuela preparatoria, el equivalente a la secundaria española y europea, donde su gusto por vestir con ropa diferente y alternativa llamaba la atención de los demás, los cuales siempre le decían que podría ser actriz en un futuro. Al poco tiempo, su madre se enteró de...