Contar la historia del artista Lucho Quequezana es imposible dentro de la rigidez de lo culto y lo artísticamente serio. Quizás porque su descubrimiento temprano de la música le ha permitido mantener un espíritu lúdico infantil aun cuando su creaciones respondan al de un artista maduro y sin embargo demasiado joven.
Nacido en Lima, a los 11 años comenzó un aprendizaje autodidacta que lo llevó a explorar con los ritmos peruanos andinos y luego, años más tarde, con todo el abanico...