Helenita Vargas aprendió a cantar antes que a leer, fue mala estudiante y hasta reina de belleza y se quedó con la música porque era el sueño más grande que abrigaba.
A los cuatro años no sabía leer pero sí memorizar letras de canciones. "Es que tengo una memoria que no sé de dónde la saqué", dice y se siente tan orgullosa de su capacidad de retentiva que hasta al neurólogo jorge pontón, amigo suyo, le ha dicho: "cuando me muera le dejo de regalo mi cerebro para que lo estudie,...