Haze abrió el sendero de la fusión urbana sin pensar lo que hacía. Se limitó a pergeñar su expresión con las herramientas que la vida le brindaba: una familia humilde en un barrio difícil de la capital andaluza. Nunca pensó encontrar su maqueta sobre la manta de un vendedor ilegal en Sevilla. Todavía hoy se sobrecoge al recordarlo. Puso voz a los sin voz (El Bola) para denunciar la injusticias de una sociedad tecnológica que no se avergüenza de sus contrastes.
Crónicas del Barrio...