Podemos definir la singladura de DO MAKE SAY THINK con una sola canción, la que abre su segundo largo, "Goodbye Enemy Airship, the Landlord is Dead": una guitarra de tendencia slowcore (perezosa, oxidada, como grabada con un ampli de quince vatios), que transita melancólica entre un bajo profundo y de querencia blues.
Luego, un swing de batería que hace rebotar un delay de un lado a otro del estéreo, hasta que todo cae, aparecen vientos y arreglos, y uno piensa en los Spiritualized del...